Análisis Dark Souls II: Scholar of the First Sin

Algo más que un apartado gráfico mejorado

Los fans de From Software están de enhorabuena. Además del reciente lanzamiento del que ya se ha coronado como mejor juego hasta la fecha para PlayStation 4, ‘Bloodborne’, los seguidores del estudio nipón acogen tanto en Xbox One así como la sobremesa de Sony la remasterización de ‘Dark Souls 2’. Una edición que bajo el nombre ‘Scholar of the First Sin’ también estará disponible en Xbox 360, PlayStation 3 y PC, aunque dichas plataformas ya disfrutan de su renovado apartado jugable desde el pasado mes de febrero.

Y es que en From Software han querido ir un paso más allá y no dotar a la obra de un lavado de cara como única excusa para entrar en la nueva generación. ‘Dark Souls 2: Scholar of the First Sin’ suma a su conjunto cambios visuales, sí, bastante notorios por cierto; pero es en especial lo referente a la jugabilidad lo que llamará la atención de los nuevos jugadores que todavía no hayan descubierto la última entrega de la saga ‘Souls’, pero también los veteranos en la marca que quieran tener una nueva opción de disfrutar de la épica aventura. Dicho lo cual, y antes de meternos en el meollo de la cuestión, ‘Dark Souls 2: Scholar of the First Sin’ dispone desde ya de sus nuevas facetas jugables para Xbox 360, PlayStation 3 y PC de forma totalmente gratuita mediante una actualización. En el caso de los usuarios de PlayStation 4 y Xbox One, éstos deberán pasar por caja – como cabría esperar – mismo caso para los jugadores de compatibles para disfrutar de DirectX 11 y por ende de las mejoras en el apartado técnico.

Una vez hechas las presentaciones de turno, os invitamos a pasar por el análisis original de Dark Souls 2 realizado por nuestro compañero Alejandro Ruiz, un texto en el que se desgrana todo lo que dará de sí el título de From Software. Aunque se han alterado ciertas mecánicas, la esencia de la secuela sigue intacta, por lo que podéis compaginar ambos análisis sin problema alguno. La pregunta es bien sencilla de cara a ‘Scholar of the First Sin’ ¿Qué motivos tengo para adquirir la remasterización en lugar de la versión original – en teoría más barata – o rejugar ‘Dark Souls 2’? Tal y como mencionábamos al principio, el estudio no se ha conformado con aumentar la calidad visual, sino realizar una versión similar a lo que en el cine llaman ‘Director’s Cut’. Esto incluye desde contenido ya publicado ahora recopilado en un único paquete, nuevos personajes, etcétera. En definitiva, la idea es la transportar al jugador ya curtido en ‘Dark Souls 2’ hacia una nueva experiencia, mientras que el usuario nuevo se adentre en la que bien podría ser la “edición definitiva”.

Una de las peculiaridades de todo título de From Software es la ausencia de mapa con el que guiarnos a través de los escenarios. Esto repercute en el jugador de dos formas. Por un lado la de aprendernos de memoria todo el recorrido, pero por otra parte también el grabarnos a fuego en nuestra cabeza la posición de todos y cada uno de los enemigos de cara a futuras visitas a la zona, en el caso por ejemplo de querer farmear almas. Dicha característica se ha visto alterada por completo en ‘Scholar of the First Sin’. Da igual que hayáis terminado ‘Dark Sousl 2’ una u ocho veces, la posición de los adversarios ha cambiado. De esta manera, el usuario tendrá de nuevo que hacer frente al reto como si se tratará de la primera vez, pero aquí no termina la cosa, pues el estudio ha añadido un mayor número de criaturas por zona, así como implementando una variedad de éstas ligeramente superior por encuentro. Este es sin lugar a dudas el detalle principal que se presenta como una de las excusas que nos pueden incitar a terminar de nuevo ‘Dark Souls 2’, además por supuesto de otros aspectos.

La obra original ya suponía un reto, eso es innegable, pero con ‘Scholar of the First Sin’ éste se conserva e incluso aumentando la dificultad. La visita de más enemigos por zona o el que un caballero, gigante entre otras criaturas se sumen a la lucha harán de los combates un desafío en el que tendremos que saber cómo actuar, ahora más que nunca.