Análisis Diablo III

(Ps3, 360)

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Blizzard se alía con tu gamepad

Demonios, monstruos y todo tipo de seres diabólicos intentarán conquistar Santuario. Únete a la lucha, sólo o acompañado, y repele la invasión de las fuerzas de la oscuridad.

Plataforma analizada: PS3
22/09/2013 17:00
Una de las franquicias exclusivas de PC da el salto definitivo a consolas. ‘Diablo III’ aterriza en las consolas de sobremesa con una adaptación muy intuitiva y llena de novedades jugables. Echemos un vistazo a la versión para consolas de un género que pasa por buenos momentos.
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Historia

Han pasado ya muchos años desde que los señores infernales sucumbieran a las fuerzas del bien y fueran desterrados. Tras más de 20 años de indagaciones, Deckard Cain consigue desentrañar los secretos de unas viejas escrituras que sitúan la inminente llegada de nuevo de los temores que más lo atormentaban.

Una vez mas, los infiernos se abren para dar paso a los señores del mal, que vuelven a la tierra para sembrar la semilla del terror e intentar conquistar los terrenos de Santuario. Todo ha cambiado, pero de nuevo unos valerosos guerreros se unirán a la lucha para frenar la llegada de las fuerzas del mal a la tierra. La batalla entre el bien y el mal comienza de nuevo.

Diablo III

Bienvenidos a las tierras de Diablo III

La caída sobre la derruida catedral de Tristán de un meteorito desata rápidamente los acontecimientos. En dicha catedral se encuentra Deckard y su sobrina, la misteriosa Leah, que ven en primera persona como el meteorito destroza la vieja capilla principal y crea un enorme orificio en el suelo. En la explosión Deckard desaparece y Leah huye despavorida pidiendo ayuda. Sólo un valeroso guerrero se cruzará en su camino para prestarla atención y comenzar la revolución contra las misteriosas fuerzas del mal que se están desatando en Santuario.

Los héroes de Santuario

Tras una impactante cinemática marca de la casa, Blizzard nos mete de lleno en una aventura épica como pocas, esta vez adaptada a los controles de los mandos de PS3 y Xbox360.

Nada mas comenzar, nos da la opción de elegir entre varios tipos de héroes para atajar la aventura: el bárbaro, el cazador de demonios, el monje, el médico brujo o el mago. Son las opciones que tendremos disponibles de inicio para comenzar a disfrutar de este título. Todas ellas, con sus correspondientes variables de sexo y nombre, pero sin profundizar mucho más en otros aspectos.

Diablo III

Pocas opciones de personalización pero bien implementadas

El bárbaro dispone de una fuerza y resistencias por encima de lo normal, en detrimento de velocidad o inteligencia. El cazador de demonios dispone de una destreza inigualable y una vitalidad sobrehumana, en contra de su fuerza. El monje comparte características con el cazador de demonios, pero aumentando las propiedades de utilización de objetos mágicos. El médico brujo es obsequiado con una inteligencia sobrehumana que le hace potenciar otros apartados como la resistencia a los impactos. Por último, el mago, al igual que sus anteriores compañeros, disfruta de inteligencia para aprender y potenciar las cualidades mágicas de su raza.

La evolución de un héroe

Cada personaje dispone de un completo árbol de cualidades, que se irá desbloqueando a medida que avancemos en la historia y aumentemos de nivel. Obviamente, para conseguir esto, deberemos de acabar con enemigos o superar misiones que nos otorgarán experiencia en combate, y esta nos hará aumentar nuestro nivel. Cada aumento de nivel pondrá a nuestra disposición nuevas cualidades de combate que harán que incrementemos el número de posibilidades y movimientos del héroe.

Diablo III

Podremos controlar desde las características hasta cada pieza de armadura

Tomando como referencia el bárbaro, os explicaremos el árbol evolutivo de dicho personaje. Con cada subida de nivel tendremos disponibles nuevas habilidades, en el caso de este personaje la mayoría de ellas tendrán que ver con su principal cualidad, obvio que el bárbaro es conocido por su potencial en combate cuerpo a cuerpo, de modo que a medida que avancemos en el árbol de características tendremos disponibles nuevos ataques o habilidades que podrán ser, defensivas, ofensivas o de poder.

Estas dispondrán después de las llamadas "runas", que potenciarán cada habilidad con nuevas opciones. De modo que podremos elegir un tipo de ataque que posteriormente combinaremos con una runa y que le otorgará nuevas cualidades y características. También desbloquearemos las llamadas "habilidades pasivas" que otorgarán a las principales opciones de combate y mejoras en sus ataques.

Cada héroe tiene su propio árbol de habilidades, activas o pasivas, y runas, incluso algunos como el bárbaro carecen de algunos tipos de habilidades que suplen con movimientos de ataque. La evolución del personaje no solo pone a nuestra disposición un enorme número de cualidades que podremos combinar, sino que nos da acceso a armas o armaduras que sólo podremos equipar con un determinado nivel de experiencia.

Diablo III

Cada héroe tiene sus armas, armaduras o habilidades propias

Cada uno de los personajes del juego dispone de diferentes tipos de golpes o magias. Dichas acciones consumirán la esfera que se sitúa sobre nuestras características, esta esfera se rellenará de diferentes maneras, todo dependiendo del héroe que controlemos. En caso de ser el bárbaro, la esfera se llenará de furia que recibiremos mientras acabamos con enemigos, no obstante, si paramos de combatir, la furia disminuirá llegando a desaparecer por completo. Poniendo otro ejemplo, el monje aumentará su recurso gracias al espíritu que se regenerará con ataques básicos.

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Lo mejor

Apartado sonoro

Modo multijugador online y offline

Perfecta adaptación del modo de control

Apartado técnico sobervio

Cinemáticas impactantes

Entretenido hasta decir basta

Sistema de evolución simple y bien implementado

Cada personaje ofrece una perspectiva de juego diferente

Lo peor

Gráficamente por debajo de la versión de PC

Quizás demasiado conservador para los más puristas

Comparado con las anteriores entregas, casi no ofrece novedades

¿Cómo analizamos?