Análisis God of War: Ascension

La violencia, la ira y la mitología se habían fusionado para desarrollar una espectacular franquicia en el que controlábamos a un poderoso personaje con dos espadas unidas a unas cadenas que en el combate cuerpo a cuerpo lo hacían letal.

Las grandes batallas en escenarios abismales con enemigos que no tenían fin en cuanto a su tamaño, conseguían dejar al jugador con la boca abierta gracias a unas increíbles escenas en el que el usuario formaba parte de ellas. El sexo y la violencia tampoco eran tabúes para Kratos, a partir de este momento parece que los juegos decidieron dejar la censura a un lado para mostrar su lado más oscuro.

Kratos tampoco era un superventas en la época de la segunda Playstation, exceptuando de que en Playstation 3 consiguió convertirse en uno de los más vendidos de la plataforma. Las buenas criticas y las opiniones positivas de los jugadores hicieron de ‘God of War’ una de los principales marcas de la fábrica Playstation.

Las aventuras y desventuras de Kratos también surgieron en otras plataformas de Sony, incluyendo móviles, y quien sabe si también en una futura entrega para Playstation Vita, pero la única que ha demostrado en proporciones épicas las batallas de Kratos frente a los enemigos más grandes que se ha podido ver en un videojuego fue en su última aparición en Playstation 3, en el que nos enfrentábamos a monstruos colosales que solo un Dios podría derrotar.

Antes de luchar contra Ares, antes de ser el Dios de la Guerra y antes de ser expulsado del Olimpo hubo un Kratos más humano, un Kratos que luchaba por algo y no contra algo. Si quieres descubrir su última aventura en exclusiva para Playstation 3 conocida como ‘God of War: Ascension’, sigue leyendo nuestro análisis.