Análisis Grow Home

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Como Jack y las judías mágicas

Ubisoft Reflections nos propone hacer crecer una planta gigante más allá de las nubes para recuperar una semilla en esta aventura de superación y escalada a las alturas

Plataforma analizada: PC
10/02/2015 13:10
'Grow Home' se une a la ola de lanzamientos "indie" internos de Ubisoft tras otros como 'Valiant Hearts' o 'Transistor', proponiendo una aventura bastante diferente a lo que estamos acostumbrados. Nuestro cometido, hacer crecer una planta gigante desde el nivel del mar hasta los cielos para poder recolectar unas semillas. Nuestro único enemigo, la implacable gravedad, que tendremos que combatir escalando y asegurando cada paso que demos por los interminables tallos de esta. ¿Estas preparado para llevar a cabo este cometido vital, robot?
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De Driver a BUD el escalador

Ubisoft Reflections se lanza al mundo de los desarrollos "alternativos" con este 'Grow Home', que llega esta semana a PC. Muchos conoceréis este estudio de larga tradición por ser los responsables de la saga 'Driver', desde sus gloriosos días en PSX, aunque también fueron suyas franquicias como 'Destruction Derby'. El estudio británico pasó a formar parte del entramado Ubisoft tras su compra a Atari en 2006 y desde entonces, aparte de seguir trabajando en 'Driver', su marca principal, principalmente se han dedicado a servir de estudio de apoyo en grandes desarrollos de la compañía, como 'Far Cry 3', 'Watch Dogs', o el próximo 'The Division'.

Entre tanto gran desarrollo, el estudio ha tenido tiempo de llevar a la realidad en PC un concepto bastante original del que ha surgido este 'Grow Home', que viene a engordar la batería de lanzamientos indie internos de Ubisoft. La compañía gala está dando bastante margen en los últimos tiempos a este tipo de lanzamientos, conscientes de que existe un público bastante amplio que se ve atraído por experiencias diferentes y alejadas del concepto AAA que todos conocemos.

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'Grow Home', que de momento solo podemos disfrutar en PC a través de Steam/Uplay, nos presenta al robot BUD, quien es enviado a un nuevo planeta desde una nave de exploración que le espera en la estratosfera. El planeta de donde procede BUD está en las últimas; para salvarlo debe de conseguir unas semillas estelares que solo crecen en ciertas plantas y llevarlas hasta su nave, situada a 2.000 metros sobre el nivel del mar. BUD salta hasta llegar a la superficie, teniendo que ingeniarselas para hacer crecer la misteriosa planta de las semillas hasta alcanzar esos 2.000 metros.

El planeta de BUD está en las últimas; para salvarlo debe de conseguir unas semillas estelares que solo crecen en ciertas plantas y llevarlas hasta su nave, situada en las alturas

¿Cómo lo conseguiremos? La mecánica es bastante sencilla y se repite durante todo el desarrollo: tendremos que ir trepando por los tallos de la planta hasta localizar unos capullos rojos. Al alcanzarlos podremos interactuar con ellos para hacerlos crecer descontroladamente y montados en ellos, cual toro desbocado, guiarlos a donde nos interese. Estas nuevas ramas no crecen ilimitadamente, por lo que tendremos que guiarlas con el objetivo de conectarlas con unos islotes que flotan en el aire a nuestro alrededor. Tendremos que localizar aquellos que rezumen una energía vital necesaria para alimentar nuestra planta gigante; cumplido el requisito de islotes que nos marque el juego, podremos dar un gran empujon al tallo principal, alcanzando un nuevo nivel superior.

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La fuerza de la naturaleza

Gracias a la libertad que tenemos para guiar el crecimiento de las ramas, cada partida dará como resultado una planta totalmente diferente, dando como resultado a su vez un mundo totalmente abierto para que viajemos entre las diferentes islas flotantes y escalemos de un lado a otro sin límites. Lo verdaderamente bello del juego es ir ayudando a la planta a crecer e ir ascendiendo poco a poco; pasados unos minutos se nos abrirán los ojos de par en par al mirar hacia abajo y ver todo lo que hemos conseguido.

BUD es el robot protagonista al que controlamos, y tal y como le sucedía a Wall-E, estará solo en el planeta, con el único objetivo de completa su vital misión. El comportamiento y las físicas de BUD son bastante particulares; la gravedad del planeta es bastante menor a la de la Tierra, por lo que notaremos como el robot camina flotando de una manera bastante cómica, pero que más adelante nos ayudará a ajustar los saltos bastante bien. En el control de BUD destaca por encima de todo el uso de ambos gatillos en el gamepad, conectados cada uno a las manos del robot, y con los que escalaremos. Tendremos que ir intercalándonos para ir ascendiendo por los tallos, aunque a veces la coordinación necesaria nos puede sacar un poco de quicio (sobre todo si caemos). El control no es lo más preciso del mundo, a veces nos ha jugado malas pasadas y creednos, en los últimos minutos del juego caer al vacío por un fallo de coordinación puede desesperar a cualquiera.

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En nuestra implacable ascensión a la cima cual Jack y las judías mágicas, tendremos a nuestra disposición algunos elementos en el escenario que nos ahorrarán mucho tiempo y sin los cuales la escalada se haría mucho más tediosa. Hablamos de unas hojas que encontraremos en los tallos y que si saltamos encima nos impulsarán unos cuantos metros para poder engancharnos a un punto más alto del tallo. Por otra parte tenemos la opción de recolectar margaritas, llenando un medidor de nuestra mochila. Con el medidor lleno podremos saltar y planear sin perder altura desde un punta A a un punto B; lo que ocurre es que nuestra margarita se irá deshojando, por lo que si nos quedamos sin hojas, caeremos al vacío. También encontraremos hojas planeadoras, que si bien no se gastan como las margaritas, con ellas sí perderemos altura.

Nos encontraremos con momentos en los que por fallos de coodinación del jugador escalando el robot se despegará del tallo y caerá al vacío

Mientras escalamos al lado de BUD, seguramente nos encontraremos con momentos en los que por fallos de coodinación del jugador escalando el robot se despegará del tallo y caerá al vacío, con la consiguiente frustración de tener que volver a recorrer esos metros otra vez. Una vez nos suceda esto tendremos que echar mano de nuestra margarita para planear, pero si se da el caso de que ya no nos queda en la reserva, habrá que intentar agarrarse a cualquier rama o tallo con el que nos encontremos, si es que es posible. 

En el caso de que no podamos frenar las frustrantes caídas, el estudio ha colocado estratégicamente varios mecanismos en diferentes islotes flotantes que iremos descubriendo. Esos mecanismos se pueden activar y de esta manera servir de checkpoints para poder reanudar la escalada desde ese punto. Seguramente mientras ascendemos tendremos la tentación de no parar para activarlos y seguir subiendo. Gran error. Si queremos evitar el desastre de una gran caída, es casi obligatorio ir activándolos: solo nos llevará unos instantes y lo cierto es que están muy bien señalizados. La gravedad es el gran desafío del juego y el único enemigo al que tenemos que temer; no lo subestiméis.

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Homenaje al polígono

El reto de 'Grow Home', como ya os hemos comentado, consiste en ascender hasta esos 2.000 metros y volver a nuestra nave con las semillas, pero por el camino también encontraremos otras tareas a las que merece la pena prestar atención. En nuestra ascensión encontraremos algunos cristales desperdigados por los diferentes islotes; si los vamos recolectando iremos rellenando un porcentaje. Cuanto mayor sea el porcentaje, mejores recompensas obtendremos, y creednos, algunas valen bastante la pena. Por otro lado, cuando finalicemos la aventura, tendremos algunos otros desafíos que nos permitirán alargar un poco más la vida útil del juego, aunque la verdadera diversión se encuentre en hacer crecer la planta hasta su límite.

Artísticamente 'Grow Home' apuesta por un look sencillo, muy poligonal y minimalista, sin grandes alardes. El diseño del juego está repleto de triángulos y formas poligonales que recubren todo lo que vemos; desde las flores hasta los tallos de la planta. Se ha optado por colores muy vistosos y texturas planas sin detalle, imitando aquellos primeros desarrollos de la época 3D. El conjunto está muy equilibrado, destaca y rebosa personalidad, que es de lo que se trata en este tipo de desarrollos con presupuesto limitado. A la vez que vamos ascendiendo a las alturas nos quedaremos sorprendidos con las vistas generales del paisaje, alcanzando el nivel de las nubes e incluso llegando a ver la curvatura del planeta. Toda una experiencia.

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En el aspecto sonoro destaca por encima de todo los sonidos robóticos emitidos por BUD al escalar y saltar -una constante durante todo el desarrollo- y los producidos por capullos rojos de la planta al crecer y convertirse en nuevas ramas, muy conseguidos. La música no destaca para nada; simplemente se apoya en varios sonidos de sinte ambientales que no molestan pero que tampoco sobresalen en el conjunto. Se podría haber llevado este apartado por otro camino, pero el estudio ha querido dejarlo en un segundo plano, incidiendo en el silencio y la soledad de la ascensión de BUD.

Para dar por finalizado este análisis, comentar la notable relación calidad precio del desarrollo. El tiempo que puede llevarnos completar 'Grow Home' se sitúa entre 2 y 3 horas sin entretenernos demasiado en el camino llegando al punto más alto; una duración aceptable para un desarrollo de estas características. El precio de venta a través de plataformas digitales de PC se ha establecido en 7,99€, lo que lo convierte en una opción bastante interesante para aquellos que estén buscando una experiencia diferente, pausada y bien terminada sin tener que gastar demasiado.

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Lo mejor

Visualmente muy bello

Mecánicas originales y propuesta diferente

Mucha satisfacción al conseguir hacer crecer poco a poco nuestra planta

Lo peor

El ascenso a la cima se acaba haciendo algo repetitivo

Algunas caídas pueden parecer algo injustas y frustrantes

El control de BUD puede hacerse incómodo y presentarse impreciso

¿Cómo analizamos?