La opinión de la redacción sobre la actual situación del desarrollo japonés

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En vísperas del Tokyo Game Show 2013, hacemos balance sobre el momento que vive el sector de los videojuegos en Japón

27/11/2017 17:18
Japón siempre ha sido un país pionero, más aún si lo analizamos desde el punto de vista de los videojuegos. ¿Está dicha situación cambiando? Desde la redacción intentamos poner explicación a la actual situación que vive el país nipón con respecto a occidente ¿Fuga de cerebros? ¿Falta de ideas?

"Hay esperanza de sobra para el amante de todo lo oriental despues de todo"

No hay ninguna duda que durante los 80 y los 90, la industria japonesa del videojuego era el gran referente de este mundillo. De allí salían la mayoría de las grandes obras, y los creativos nipones eran venerados desde todos los prismas, ya fuera por su inacabable imaginación o por sus increíbles recursos técnicos. Japón era la meca del videojuegos, y nadie ponía en duda su supremacía.

Pero a medida que avanza el siglo XXI, esa industria se va quedando atrás, atascada, herida de su propio éxito. Sus creativos y empresas pensaron que esa época dorada jamás terminaría, que nunca deberían reinventarse. No quisieron adaptar sus obras al público, sino que esperaban que el público se adaptara a ellas, amparados en la peculiaridad japonesa. Para bien o para mal, más bien para lo primero, los creativos occidentales se alzaron y crearon las mejores obras de esta década, que mayoritariamente han venido de estudios europeos o americanos. Los juegos japoneses repetían fórmulas ya caducas o eran incapaces de sorprender como antaño.

Ya han pasado algunos años desde que personalidades como Shinji Mikami o Keiji Inafune advirtieran de esa situación y trataran de ponerle remedio. No es algo que se vea solo desde fuera, sino también desde dentro. Y los mismo creativos que entraron por inercia en esa dinámica conformista de la industria nipona están luchando por salir de ella. Parece que en el horizonte se otea un renacer de las desarrolladoras japonesas, tanto las míticas como las más nuevas. Hay esperanza de sobra para el amante de todo lo oriental después de todo;  no ha sido un final, sino una cura de humildad de la que se saldrá reforzado. Miguel Alcántara

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"La clave es dar con un producto atractivo para el público local y que también triunfe fuera de sus fronteras"

El estado del desarrollo japonés ha conocido días mejores en los que gozaba de mucha mejor salud, viviendo su momento álgido a finales de los 90, pero lo cierto es que a día de hoy vive a la sombra del éxito occidental. Los estudios europeos y norteamericanos han sabido reinventarse y ganarse el favor del público innovando con nuevas propuestas. En Japón, aunque sin duda se encuentran algunos de los estudios más punteros del mundo, es cierto que en los últimos años se ha optado por una visión muy conservadora, repitiendo mecánicas del pasado intentando actualizarlas con pequeñas pinceladas que en muchas ocasiones han fracasado.

El desarrollo japonés no ha sabido digerir bien el éxito y ha sido superado, por lo que ahora tiene que competir de tú a tú con estudios de todo el mundo. Tras una etapa de cierto derrotismo en los últimos años, con grandes compañías niponas apostando ciegamente por externalizar proyectos a estudios occidentales, se nota un cierto aire de cambios, con un sector independiente japonés que florece poco a poco y con editoras de peso como Capcom volviendo a apostar por su talento interno local. El gran dilema del desarrollador japonés es dar con la clave para lograr un producto atractivo para el público local -con unos gustos muy personales- pero que también logre triunfar también fuera de sus fronteras. Fernando Borjas

"Para volver a triunfar, Japón no tiene que fijarse en lo que hace Occidente"

Japón ya no manda en el mundo de los videojuegos. La que antaño era cuna y dueña absoluta del hobby más caro del momento ahora se limita a dormitar y vivir de las rentas. Sí, los desarrollos nipones ya no son lo que eran, pero, ¿tienen ellos la culpa? En absoluto, los juegos nipones han sido víctimas de la monotonía instaurada por ciertos juegos y los desarrollos de gastos estratosféricos procedentes de Occidente. El usuario medio mayoritario solo busca una cosa, diversión fácil y sin complicaciones, algo que los juegos nipones no ofrecen. Se ha intentado occidentalizar juegos sí, siendo un fracaso total en tierras propias, puede que no en números pero sí en calidad. Los retos han desaparecido y el desarrollador nipón no sabe como encauzar esta vertiente. ¿Cómo se contenta al público occidental y oriental al mismo tiempo? Otro factor es el dinero.

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La capitalización del mercado del videojuego exige riesgos que no todos están dispuestos a sobrellevar. Entre ellos está las grandes inversiones y el riesgo a no recuperar lo invertido. Agresivas campañas de marketing, publicidad, un desarrollo largo, todo esto exige un gasto previo que muchos no pueden permitirse. ¿Por qué se va a lo mismo de siempre y no se arriesga? Porque es más barato para los bolsillos. Sin querer poner nombres, los desarrollos occidentales más vendidos se caracterizan por una cosa, mínima inversión en el juego, máximo en publicidad y en ofrecer al público algo que entretenga sin que exija demasiado. Para volver a triunfar, Japón no tiene que fijarse en lo que hace Occidente, tiene que recobrar sus antiguos valores. La evolución no consiste en copiar lo que hacen otros e intentar pegarlo en un juego con una vertiente de gustos muy diferente. Carlos Sánchez

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