Las claves de House of Cards antes de su tercera temporada

(Antes de comenzar, aviso enorme de spoilers) 

Además de mostrar otra cara de la política, evidentemente más oscura y fantasiosa (esperamos…), no hay duda de que la serie dramática estadounidense de Netflix, triunfa debido a su calidad. Una puesta en escena muy atrevida y directa, junto a un reparto de actores conocidos y de calidad, y un guión digno de ser enmarcado. Quizás, eso sí, la serie puede asustar a quienes no comprendan bien el sistema político americano, que tiene sus peculiaridades, pero sin duda es una serie muy recomendable.

Lo que no muchos saben, es que 'House of Cards' es una adaptación americana de otra serie británica, del mismo nombre, emitida a principios de los años 90. Obviamente, la mayor fama la ha ganado esta nueva versión, debido al auge de las series actuales y, en parte, a los motivos ya comentados con anterioridad. Además, si juntamos grandes nombres como David Fincher, Kevin Spacey, Beau Willimon, Robin Wright y Michael Kelly, al final siempre sale un producto de alta calidad o, como en este caso, una serie redonda.

Un psicópata de presidente

Si algo nos enseña 'House of Cards' es la importancia del poder. Francis Underwood es un adicto al poder, como si se tratase de cualquier droga conocida y, como cualquier adicto, hace lo que sea necesario para conseguirla… Muertes, traiciones, conspiraciones, etc. La trama no gira entorno a un hombre ambicioso, dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de ser presidente, Underwood busca algo mucho más sencillo.

Francis Underwood es un psicópata del poder, y esto no significa que actúe por impulsos o porque no pueda evitarlo, su escala en el gobierno de Estados Unidos nada tiene que ver con su cargo o el hecho de querer ser presidente. Ser congresista o vicepresidente son, para él, escaños de una escalera. Su objetivo es ser presidente de Estados Unidos porque es el hombre más poderoso del planeta, y no por otras cuestiones o ambiciones.

Con este objetivo en mente, no hay ningún tipo de valor o principio que Frank no esté dispuesto a vulnerar, básicamente porque carece de ellos. Incluyendo los principios morales de cualquier político de bien: "A un paso de la presidencia, y ni un solo voto emitido en mi nombre. La democracia está muy sobrevalorada", espetaba Frank cuando era nombrado vicepresidente y estaba a un peldaño de su objetivo final.

Obviamente, no todos los planes para conseguir el objetivo final le salen bien a Underwood. Durante las primeras temporadas ha tenido diversos reveses que siempre ha sabido afrontar, es un hombre frío y prácticamente sin sentimientos. No duda en mancharse las manos si hace falta, y como siempre dice, "Hay dos tipos de dolor. El que te hace fuerte y el inútil, el que sólo te hace sufrir. Yo no tengo paciencia para las cosas inútiles". Lo dicho, la mente de un psicópata en las altas instancias del gobierno.

La duda que ahora me surge, es que la tercera temporada de 'House of Cards' comienza con Underwood de presidente. ¿Qué objetivos tendrá ahora? ¿Qué no podrá hacer contra sus enemigos, ocupando ahora el sillón del hombre más poderoso del planeta?

El lado oscuro de la política

Quizás el éxito actual de 'House of Cards' también se pueda atribuir a un momento en que la política está, de manera internacional, de capa caída. La serie muestra el lado más oscuro y tenebrosos de la política, y aunque intenta ser ficción, seguro que muchos sucesos reales ni le llegan a la suela de los zapatos.

Para subir escaños en su escalera del poder, Frank Underwood no dudará en utilizar cualquier medio de poder que le beneficie. Hoy en día sabemos que el poder está en los medios de comunicación, y tener contactos en ellos puede declinar la balanza. Por ello, una de las primeras acciones que vemos de Frank, es ganarse la confianza de Zoe Barnes, reportera del The Washington Herald. La joven, que termina por acostarse con Frank en busca de influencia, no sabe realmente con qué elemento ha topado, viéndose gravemente perjudicada. "Un gran hombre dijo una vez: 'Todo se trata de sexo, excepto el sexo. El sexo se trata de poder".

Cuando la colaboración con Zoe Barnes comienza a no ser positiva, y a volverse en su contra, Frank no dudará en deshacerse de ella tirándola a las vías del metro… Un mensaje para el resto de periodistas que conocían o intuían las conspiraciones de Frank. "Yo no uso a la gente a no ser que luego pueda deshacerme de ellos", comentaba Kevin Spacey interpretando a Frank Underwood.

Lo demostró muy bien cuando planificó la subida política del congresista Peter Russo, para luego provocar que este personaje volviese a sus adicciones, aprovechando para matarlo y borrar sus huellas. Pero no sólo los asesinatos, actos bastante impulsivos de Frank, son métodos válidos para conseguir el poder. Las elaboradas y largas conspiraciones, provocadas por la sed de venganza, permiten que un simple congresista relegado a un segundo plano, logre ganarse la confianza del presidente Garrett Walker, escalando posiciones y usurpando su puesto sin un solo voto. Garrett Walker se dio cuenta tarde del rival político que tenía como mano derecha, y es probable que aun no sepa exactamente quién es Frank Underwood. "Para los que escalamos a la cima de la cadena alimenticia, no puede haber misericordia".

Por desgracia para Frank, su sangrienta y tenebrosa campaña deja rastros, y es posible que en esta tercera temporada puedan pasarle bastante factura.