PlayStation, el rival más fuerte

PlayStation turbo

No, no es una nueva plataforma, (aunque el nombre no está mal) pero esta es la situación actual de PlayStation 4. La sobremesa de Sony ha puesto el turbo de una forma espectacular. Lleva un ritmo poco menos que imposible de seguir para su rival más directa. Xbox One ha visto como la consola de Sony ha sabido manejar la situación mucho mejor que ella en varios frentes. Especialmente hábil ha estado la compañía nipona es dejar sus políticas frente al consumidor claras desde un principio. Mientras Microsoft se hacía el harakiri, Sony esperaba agazapada lista para dar el zarpazo, y de paso para cachondearse un poco de su rival viendo cómo metía la pata.

Sobra decir que para nosotros no es motivo de alegría, pero claro, no somos comerciantes. Más bien somos los pobres corderos que nos tenemos que tragar las políticas hitlerianas que los de Redmond pretendían imponer en Xbox One. Por supuesto, tanto ha dado que hablar y tanto se ha escrito de ello, como tantos palos le ha caído a Microsoft, que al final tuvieron que dar un paso atrás. Lamentablemente, el daño ya estaba hecho. Mientras unos se mofaban y veían el cielo abierto, los otros deseaban haber echado a Don Mattrick antes de lo debido. Camino pavimentado en oro es el que construyó el Sr. Mattrick a PlayStation 4. Macho tú, vaya un experto en ventas.

Pero claro, que PlayStation 4 saque a su rival más directa unos ocho millones de unidades no es solo demérito de Xbox One. Las pifias de Microsoft han sido importantes, pero restarle mérito a PlayStation 4 es poco menos que una falta de respeto. La consola es un cúmulo de bondades en todas sus facetas. Unido a una campaña de marketing muy fuerte, un precio competitivo y un catálogo de exclusivos, todavía por perfilar un poco más, los más de 15 millones de consolas vendidas en un año son más que merecidas. No obstante, aunque el camino parece recto y Sony lleva mucha carrerilla, hay un refrán que dice –“el que mucho corre, pronto para”-.

Doce años de dominio total

Desde su concepción, hace ya la escalofriante cifra de 20, la marca PlayStation ha sido sinónimo de dominio total y absoluto. PlayStation se merendó por los pies a la todopoderosa Nintendo 64. La máquina total de la gran N, la sucesora de “El cerebro de la Bestia”, se vio ampliamente sobrepasada por una novata. Una consola novel que nació como fruto de un error. Sí, PlayStation es un error de negociación entre Sony y Nintendo. Ambas compañía pretendían lanzar en concubinato una plataforma de sobremesa, pero las desavenencias entre ellas dieron con el proyecto es un oscuro agujero. Solo de imaginar una consola actual nacida de la unión entre Sony y Nintendo…

Pero sí, a fin de cuentas PlayStation es un error de laboratorio, una prueba fallida. Bendito error y bendita prueba. Sony no quería que esto cayese en saco roto y se sacó de la chistera una máquina que dejó K.O. a una de las empresas más veterana del sector. Se dice que los villanos crean a los héroes, pues Nintendo creó a su némesis con las decisiones tomadas. Al final de la generación, Sony destrozó todos los registros con una plataforma que superó los cien millones de consolas vendidas. Éxito total y sin precedentes. Había nacido la reina de los años posteriores. Su sucesora no solo perpetuó el nombre, también lo elevó más alto.

PlayStation había conseguido un hito histórico en este mundillo. El primero de todos ellos fue poner contra las cuerdas a dos míticas como Nintendo y SEGA. La gran N ha sobrevivido todo este tiempo gracias a sus portátiles y al mínimo gasto en desarrollo de hardware. SEGA, por otra parte, se jugó el todo por el todo con Dreamcast, una consola a medio camino entre PSX y PlayStation 2, más cerca de esta segunda, pero no había nada que hacer. Máquina demasiado adelantada a su tiempo, con aires de grandeza y un estruendoso batacazo. PlayStation 2 llegó y venció. Catálogo digno de ser envidiado, con auténticos best-seller y toda la fama que abrazó PlayStation. Resultado, más de 150 millones de consolas vendidas.

Derrota y nuevo comienzo

Auténticas fuera de serie, con PlayStation 3 Sony ha vivido un descenso a la realidad. Pese a no ser un fracaso en términos de cómo acabar la séptima generación, sí lo ha sido en relación a sus antecesoras. La plataforma, la todopoderosa máquina que con Cell iba a destrozar todo con juegos a 1080p de resolución y 60 frames se quedó a medias. Una arquitectura endiablada (marca personal del maestro Ken Kutaragi), cambios en el desarrollo del hardware a última hora, precio de salida exorbitado y prepotencia en cantidades industriales han servido para bajar de la nube a Sony. Obviando todo esto, la consola ha acabado su largo ciclo de vida con juegos que bien merecen tener un lugar en nuestra estantería.

Tras esto, tocaba recapitular, ver los fallos cometidos y aprender de ellos. El primero estaba claro, ¿quién saca provecho de la plataforma? Occidente ¿Dónde vende más la plataforma? En Occidente ¿Quién debe diseñarla? Un occidental, Mark Cerny. Algo tan fácil como coger un PC, su arquitectura de programación, reducirlo en una placa APU y meterlo en una bonita carcasa negra. No hay más. Los desarrolladores dan palmas con las orejas por las facilidades brindadas y éxito asegurado. Eso, unido a la potencia extra que tiene respecto a su rival más directa hace de PlayStation 4 un caballo ganador. Sony ha recuperado sensaciones de antaño, cuando sus plataformas eran la base de todo.