Creepypastas Pokémon (IX)

Reportaje

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No soy un clon. Yo soy el Pokémon original...

16/05/2014 19:36
Las creepypastas son historias ficticias de corta duración cuyo objetivo es asustar y perturbar al lector. Aunque no tienen base real, no son aptas para gente sensible. Si eres impresionable o te asustan las historias de terror, te recomiendo que dejes de leer. Esta historia no me pertenece, yo simplemente he editado el texto para mejorar su narrativa.
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Yo soy el original... Yo soy el mejor...

No me importa lo que digan esos informes... ¡Están equivocados! Equivocados, equivocados, equivocados, ¡equivocados!  

Yo soy el original...

¿Verdad?

Acaricio las Pokéballs que llevo en la cintura. Mis Pokémon. Mis guerreros. Mis fieles compañeros. Mis mejores amigos. Los que me han acompañado en todos los peligros y aventuras por Kanto y Johto. 

Y ahora, aquí estamos. En la entrada de la vieja mansión quemada. 

Me había enamorado de la belleza de un Ninetales contra el que había luchado de camino hacia aquí. Quería entrenar uno. Aquel entrenador me dijo que había Vulpix salvajes en la vieja mansión quemada de Isla Canela. Es peligroso entrar. Pero si quiero capturar un Vulpix voy a tener que entrar en esta estúpida mansión me guste o no. 

Compruebo de nuevo que mi equipo Pokémon está en buenas condiciones. Feraligatr, Beedrill, Noctowl, Umbreon, y Rapidash parecen preparados.

Pero la cuestión aquí no es si estamos o no estamos preparados...

Mis dudas vienen por lo que me dijo mi amigo. En esta mansión hay ciertos informes. Informes que sospecho pueden hablar de mi más querido compañero, aunque mi amigo lo haya negado. Mis Pokémon son como mis hijos, y ¿qué padre no haría cualquier cosa por proteger a sus niños? 

Pero no puedo ignorarlo. He decidido que no lo sacaré de su Pokéball en esta mansión, aun cuando sus poderes psíquicos fueran a serme muy útiles contra los Pokémon de tipo Veneno que hay en este lugar. Tomo la ball y la empujo a la parte más profunda de mi mochila. 

Me aseguro de llevar un buen número de Pociones, Antídotos y Antiquemar. Todo está correcto, así que me cuelgo la mochila del hombro y saco a Rapidash. Le pido que ilumine la mansión para mí, y ella brinca contenta, dispuesta a guiarme. 

Estoy tan cansando... 

¿Dónde estamos? No sabría decirlo... Está muy oscuro y el ambiente está cargado. Hace calor... Mucho calor. No me gusta. 

¿Por qué no puedo ver? 

Este sentimiento... ¿qué significa? ¿Por qué de repente me siento tan frío como el hielo? 

¿Dónde estamos?

Siento el traqueteo de la Pokéball en mi mochila. Me sorprende poder sentirla entre tantas cosas que llevo. Mi pequeño se siente angustiado, lo sé. Sé que no le gustan los lugares oscuros, y aun así lo he traído... 

Debe de sentirse mal, pero no tanto como si estuviera fuera de su Pokéball. Supongo que esto es lo mejor. Además, no puedo dejarlo en el sistema de almacenamiento de Pokémon del PC. 

Saco la Pokédex del bolsillo, y busco en ella a Vulpix. Estudio sus datos. Escaneo el lugar en busca de rastros de alguno. Encuentro algo. Compruebo de nuevo que tengo varias Ultraballs en mi bolsillo. Estoy listo para rastrearlo.  

Un suave gañido me hace levantar la vista de mi Pokédex. Aquí estás pequeño Vulpix. ¿Quieres venir conmigo? 

Vulpix me ha visto. En una fracción de segundo echa a correr por el suelo quemado. Alcanzo la Pokéball de Feraligatr y me lanzo a perseguirlo. 

Ugh… Me encuentro mal... Me duele tanto la cabeza...

¿Hay algo que lo provoque? Algo relacionado con los humanos... Quizás quieran trabajar conmigo... Al fin y al cabo no somos tan diferentes, a ninguno de nosotros nos preocupan las penalidades del mundo... 

¿Eh? ¿Nos estamos moviendo? 

Urgh… Cada vez me encuentro peor. Hay un olor que me resulta familiar en el ambiente. ¿Estamos en una cueva? No, no, no. No es una cueva. Es demasiado artificial para ser una cueva. 

A ver… Hay moho en el aire. Huele a cerrado. Estamos encerrados en algún lugar. El aire es demasiado seco para ser el de una cueva… No hay polvo. Hay ceniza. Algo se está quemando o se ha quemado hace poco. Supongo que eso explica el calor... 

Pero hay algo... detrás de todo esto. Me resulta muy familiar, pero mi mente no parece querer recordarlo. Tengo miedo... 

¿Dónde estamos? ¿Por qué estoy en lo más profundo de su mochila? ¿Hay algo... que no deba ver? ¿Por qué? Soy lo suficientemente fuerte para enfrentarme a ello. Soy lo suficientemente fuerte para enfrentarme a cualquier cosa. 

Sigo a Vulpix en la oscuridad. De repente, gira a la derecha y entra en una habitación. Rapidash y yo lo seguimos, las llamas de mi compañera penetran la oscuridad y disipan las sombras. Ahora que lo pienso, el ambiente da bastante miedo. 

Busco en cada rincón de la habitación. Vulpix está atrapado en un callejón sin salida, gruñe y enseña los dientes. Me acerco lentamente. El agua acabará con él, y no quiero eso. Envío a Rapidash a luchar. Fuego contra fuego. Rapidash es más fuerte y no tarda en dañar a Vulpix. Tiro la Ultrabal... y un momento después Vulpix está a salvo en su interior. Lo tengo. 

Me acerco a recoger la Ultraball con la que he capturado a Vulpix y la meto en mi mochila. Es el momento de salir de aquí. Busco una Cuerda Huida. 

Y entonces lo veo.

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