Análisis Sacred 3

Pocos podían esperar el cambio de rumbo de la franquicia 'Sacred', pero su adquisición por parte de Deep Silver tras sus dos entregas principales significó un drástico giro a las aspiraciones de mercado de la conocida saga de rol que inició su andadura allá por el año 2004, donde contó con una buena aceptación entre los jugadores.

'Sacred 3', que llega a las tiendas el 1 de agosto para PC y la pasada generación de sobremesas de Sony y Microsoft, PlayStation 3 y Xbox 360, ha reforjado su camino para transformarse en un hack'n'slash con pequeños tintes de elementos RPG y una enorme atención por el apartado multijugador, el cuál invita en todo momento a ser disfrutado junto a la compañía de otros jugadores. 

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Una épica llevada con humor

En 'Sacred 3', el Imperio del malvado Ashen ha comenzado a moverse, sus numerosas hordas de seguidores se han dispersado por el mundo dispuestas a acabar con todo rastro de vida mientras intentan hacerse con el control del "Corazón de Ancaria", un poderoso artefacto del que se dice que puede dar el control del destino del mundo a su poseedor. Nuestro deber será unirnos a un grupo de héroes que combinará sus fuerzas con objetivo de hacer frente al reinado de terror de Zane.

Sobre el papel podría parecer que es una historia digna de ser contada desde una perspectiva adulta y oscura que profundizara en el trasfondo de los personajes y sus motivaciones propias. Sin embargo se ha optado por transmitirla desde una perspectiva más juvenil, con una narrativa más ligera y menos cargada llena de recursos que intentan ser graciosos y que gustarán más o menos dependiendo de la persona que los reciba.

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Simple y directo

No tendremos ningún impedimento para embarcarnos en el mundo de Ancaria de 'Sacred 3'. Bastará con elegir nuestro héroe predilecto entre los cuatro disponibles, cinco si hemos optado por reservar el título, Serafín, Ancarian, Khukuri, Safiri y Malakhim, cada uno de ellos correspondiente a una raza diferente, seleccionar el nivel de dificultad, que podremos cambiar fácilmente entre partida y partida, y situar nuestro destino en el mapa, donde veremos disponible cierto número de misiones tanto principales como secundarias.

En cualquier momento mientras disfrutamos de estas se nos puede unir otro jugador de forma local o varios de ellos mediante el sistema online, poniendo de esta forma de manifiesto una de las grandes bases sobre la que se ha construido el título, el sistema de juego cooperativo. Asimismo nosotros podremos unirnos a partidas abiertas a través de Internet, a las que podremos acceder fácilmente desde la sala de espera, donde contaremos con la información del nivel de dificultad que poseen, los niveles de los jugadores y dónde se encuentran en este momento, evitando, de esta forma, que nos infiltremos en situaciones que no podamos abarcar con las características actuales de nuestro personaje.

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Lo más difícil va a ser perdernos

'Sacred 3' hace gala de un amplio repertorio de entornos trabajados que nos llevarán a recorrer paradisiacas playas, pequeñas y grandes ciudades, escarpadas montañas, frondosos bosques u oscuras cavernas, cada uno de ellos con elementos característicos que evitarán en la medida de lo posible la sensación de repetitividad en dicho aspecto. No obstante su mayor problema recaerá en la marcada linealidad que presentan, que evitará que podamos optar por un libre albedrío por los entornos y provocará que nos limitemos a continuar por el único camino existente o por una alternativa más recóndita que nos dirige hacia un pequeño cofre.

Un aspecto que podría haber mejorado la experiencia sobre el título podría haber sido la realización de entornos destruibles. Sin embargo, ni nuestras mayores habilidades ni los potentes ataques de los enemigos los perturbarán lo más mínimo, pues en su mayoría se mostrarán inamovibles hasta recibiendo devastadoras lluvias de energía o meteoritos. Los daños únicamente afectarán a determinados objetos dispuestos a lo largo de las fases, siendo en su mayoría recipientes de esferas de energía y salud o pequeñas barricadas o cajas de madera que limitarán nuestro movimiento durante escasos instantes.