Análisis Singularity

Presentación

Con esta información, y ya sin leer el análisis completo, la primera impresión puede ser la de que nos encontramos ante un juego mediocre que pasará sin pena ni gloria por el mercado. Lo segundo puede, cosas que pasan, pero lo primero os voy a demostrar que nada más lejos de la realidad.

Historia

A día de hoy, el género de los shooters está pasado de rosca. Poco hay que no hayamos visto ya, y la innovación se antoja tan complicada que pocos son los elegidos que consiguen sobresalir. El sinónimo de calidad viene dado por conseguir elaborar una gran historia, una de esas que engancha y anima a seguir hasta el final, además de introducir algunos elementos novedosos en el sistema de juego. Si a eso le añades pequeños detalles de aquí y de allá extraídos de grandes ideas de otros títulos similares, lo más seguro es que el resultado sea un éxito más que notable. Comencemos por la historia. Lo primero es tener un trasfondo, y una guerra suele ser lo más habitual. Unas veces es la guerra de un sólo hombre, otras una guerra actual, otras una guerra pasada, otras una guerra interestelar, etc.

En esta ocasión se ha optado por la Guerra Fría, y bien hecho, porque aunque sea una ambientación que ya ha dado mucho de sí, no está tan saturada como la II Guerra Mundial, por ejemplo. Lo segundo es tener un enemigo, y eso la ambientación nos lo pone en bandeja, los rusos. En tercer lugar está el guión, que en Singularity nos cuenta como en lena Guerra Fría la URSS descubrió un mineral mucho más potente que el uranio, abriendo un sin fin de posibilidades para poder competir con el armamento nuclear americano. Lo malo es que el E99, como así se conoce el mineral, sólo se podía encontrar en la remota isla de Katorga 12, así que fue necesario crear un enorme sistema obrero, científico y militar alrededor de dicha isla para sacar provecho.

Una vez terminada la Guerra Fría, y ya en la época actual, en el año 2010, los Estados Unidos no están muy tranquilos con las radiaciones que emanan de Katorga 12, así que envían en secreto a un equipo especial para investigar. A partir de aquí comienza el juego, y nos veremos inmersos en una isla abandonada en la que ha habido sucesos extraños, creando así una ambientación que se mueve entre la angustia y el terror, aderezada con enemigos mutantes fruto de todo aquéllo relativo a la radiación, pero que también alcanza momentos de mucha acción directa como si fuese un título de guerra, y es que no son pocos los enemigos rusos que nos asaltarán armados hasta los dientes.

Con esto, será inevitable que nos vengan a la memoria títulos como S.T.A.L.K.E.R. o Metro 2033, debido a ese aura post-apocalíptico, oscuro, macabro, enrarecido y misterioso que lo rodea todo. Sin embargo, aunque pueda sonar a repetitivo, la historia está bien montada y avanza a un buen ritmo, apoyándose en sorprendentes hechos, flashbacks, viajes en el tiempo y buenos golpes de guión en momentos puntuales. Otro buen apoyo para la historia son los carteles de las paredes, los proyectores en los que podremos ver vídeos de la época en la que la isla estaba en auge, las notas y las grabaciones de sonido que están esparcidas por el juego con testimonios de otros personajes. Sin duda, detalles que recuerdan, por el hecho en sí, por las formas y por la estética a Bioshock.