[REC]4: La evolución del terror Made in Spain

El mismo acontecimiento, un distinto enfoque

A pesar de que la producción se detuvo en la primera entrega, al no querer extender la historia de ‘[REC]’, las claves de éxito de la entrega original siguieron estando presentes en una secuela que llegó pocos años después. Esta secuela mantuvo la apuesta segura de nuestros directores Balagueró y Plaza. Se mantuvo la misma localización, el mismo recurso para desarrollar la trama pero cambiando de perspectiva y la sensación de agobio de no saber que encontrarse tras adentrarse en el edificio que ya todos conocíamos de sobra, manteniendo todos los adeptos que convirtieron la entrega original en uno de los mayores éxitos de nuestro cine.

Con la frase promocional “¿Te Atreves a volver?”, estamos seguros de que no fuimos los únicos en ir corriendo a las salas de cine. Queríamos seguir adentrándonos en los orígenes de un brote zombi que parecía tener una enorme historia de trasfondo. Su principal antagonista, la niña Medeiros, era la última portadora de un extraño virus que nos dejó pensativos en su encuentro con Ángela Vidal al final de la segunda entrega de ‘[REC]’. Balagueró y Plaza son dos de los directos más creativos de nuestro cine y con ‘[REC] 2’ demostraron de lo que son capaces, utilizando el mismo recurso formal que su predecesora pero desarrollando una particular perspectiva en multicámara desde distintos puntos de vista en los GEO que entran en el edificio para comprobar lo ocurrido tras entrar toda la zona en cuarentena. Todo este juego de cámaras se convierte en una forma divertida y muy entretenida de cara al espectador, recogiendo la misma formula pero llevándolo a un nivel superior con más sangre, más zombis, más explicaciones y por supuesto más niña Medeiros.

El problema de ‘[REC] 2’, y por lo tanto de toda su franquicia, es su inexplicable manera de entenderse a sí misma, dando una explicación de que el edificio ha sido infectado por un extraño virus, convirtiendo a las personas en criaturas rabiosas sedientas de carne. Finalmente da un salto arriesgado hacia las posesiones demoníacas y los exorcismos, dando por perdido completamente el buen hacer de una historia que podría acabar en un desenlace apoteósico. Esto no acabó de convencer a sus fans más acérrimos, perdiendo por completo esa sensación de terror angustioso y originalidad que innovaron en el género de manera muy acertada. Ahora se ponía más énfasis en la acción y la adrenalina con una trama sin sentido en la que los espectadores no saben qué pensar sobre los verdaderos orígenes del virus, ahora ahondando con mayor profundidad en la parte religiosa.

Puede morder a la novia

La franquicia continuaba con una tercera entrega que completaba la trilogía. Esta vez en manos de un único director, Paco Plaza, quien se quedaba sin su compañero para producir una precuela de las dos primeras entregas. Se abandonaba en gran parte el found footage, de manera más o menos justificada, para desarrollar una película de terror grabada de manera clásica y arriesgándose en salir del mítico edificio para llevarnos hasta una boda en la que ocurre una verdadera masacre de infectados.

Desde los primeros minutos no faltarán detalles como el falso menú de DVD con los mejores momentos de la boda y durante la casi primera media hora del metraje se sigue con la estructura de cámara en mano. Al mismo tiempo, Paco Plaza hace todo lo posible para prescindir de la seña de identidad visual de la saga, adoptando un formato tradicional. Se evoluciona hacia una cinta gore de Serie B y un desfile de personajes típicos dentro de una familia en la que sin lugar a dudas destacamos el abuelo sordo y el terrible desenlace con los protagonistas de la película.